El partido de ayer fue, sin duda, el mejor encuentro de la Eurocopa hasta ahora. El control en el centro del campo de la mano de un inspiradísmo Xavi y la gran apuesta ofensiva de Luis Aragonés consiguieron aplastar a los de Hiddink. Es cierto que en los primeros minutos, la selección no tenía el toque ni la posesión que esperaban, pero supieron reaccionar rápidamente y marcar el primer tanto en una jugada de contraataque. A partir de aquí, los rusos lo intentaron de diversas maneras y estuvieron cerca del empate, pero el segundo gol de España los dejó demasiado tocados para la remontada. Apareció un enorme Xavi, acompañado por un Iniesta bastante inspirado, ambos arropados por una buena actuación defensiva, especialmente de Senna y Puyol (algo agobiado por tener que tapar los constantes agujeros en la zaga que dejaba Sergio Ramos las numerosas veces que se sumó al ataque).Pero si ayer hubo un gran protagonista sobre el terreno de juego, ese fue, sin discusión alguna, el 7 de España. Consiguió perforar la portería de Akinfeev tres veces. Fue letal, eficaz, goleador, todo lo que se le pide al delantero de la selección. Fue su gran día de gloria y, tanto él como otros muchos, tardarán en olvidarlo. Porque, pese que aún duela a muchos, el 7 de España se llama David Villa, no Raúl González.
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