viernes, 12 de diciembre de 2008

Abanderados del fair play

Demasiadas personas del mundo del fútbol se llenan la boca con quejas hacia las acciones antideportivas y dicen luchar contra la violencia en el fútbol y no predican, precisamente, con el ejemplo. Aquí van tres:


1. Mircea Lucescu, entrenador del Shakhtar Donetsk: "Es una vergüenza lo que ha hecho el Barça".
Estas son las palabras que pronunció Lucescu al término del partido de Liga de Campeones entre el Shakthar y el F.C. Barcelona en Ucrania (1-2). Lucescu mostraba así su enfado por el primer gol de Messi, ya que consideraba que los azulgrana tendrían que haber devuelto la pelota al Shakhtar tras la ''lesión'' de un jugador. Bojan Krkic lo justificó tras el partido argumentando que la pelota fue rechazada y no enviada voluntariamente fuera del campo por un jugador rival para atender a un compañero. Lucescu la lió tanto en la rueda de prensa como en la zona mixta, gritándole a Guardiola y a cualquiera que se le pusiera por delante. Este fue el peor pecado, según Lucescu, del equipo azulgrana. Si nos ponemos en situación en ese partido, a falta de 5 minutos para el final, los ucranianos vencían por 1-0 en el marcador y perdían tiempo continuamente mediante los saques de banda y de portería y, muy especialmente, con jugadores "lesionados" que pasaban varios minutos tendidos en el terreno de juego. Y en tan sólo cinco minutos y con Leo Messi como revulsivo, los de Guardiola remontaron el partido como saben, jugando a fútbol, sin faltas fuera de lugar y sin absurdas pérdidas de tiempo.
Hoy, tras el partido de vuelta en el Camp Nou con victoria del Shakhtar, nada tiene que decir Lucescu sobre el "fair play" del equipo que dirige. Un equipo que, pese a ir por delante en el marcador durante los 90 minutos, cometió diversas acciones antideportivas y continuó con sus quejas y sus pérdidas de tiempo, ambas permitidas por el colegiado. Nada dijo en el primer partido, ni tras este último, sobre la "contundencia" con la que actúa uno de sus jugadores: Brandao. Un futbolista, si puede llamarse así, que corre con los codos hacia fuera (buena prueba de ello la tiene Alves) y que, en cuanto puede, frena al jugador que está marcando con lo que sea (pregúntenle a Sergio Busquets). Para Lucescu, eso parece que no tiene nada que ver con el fair play que tanto echó de menos en el Barça.

2. Ramón Calderón, presidente del Real Madrid: Asamblea de socios compromisarios con seguidores ultra en el recinto.
Ramón Calderón tuvo el pasado domingo una agitada asamblea en la que consiguió, no sin polémica, aprobar sus cuentas del pasado ejercicio y el presupuesto para la próxima temporada. Pero no sólo fueron polémico el recuento de votos (se hizo a mano alzada y no en una urna como pedían algunos socios), la veracidad de las cifras presentadas, los fichajes que nunca llegan, etc., lo peor de esa Asamblea fue la presencia de ultras con el permiso y la aprobación del presidente blanco. Ramón Calderón no sólo permitió que entraran a una Asamblea en la que nada tenían que votar, sino que justificó su presencia incluyéndolos en el mismo grupo que los profesionales de los medios de comunicación y, además, y esto es lo más grave, no hizo nada cuando los ultra insultaron gravemente a los socios compromisarios que trataban de ejercer su derecho a la intervención en el estrado del Palacio Municipal de Congresos. Dejando de lado cuentas, presupuestos, votos, etc., no es normal que un club "señor" como ellos mismos se definen continuamente, permita, ayude y aplauda las acciones de sus aficionados ultra que, como todo ultra de cualquier equipo, no se caracterizan precisamente por su buena conducta. Pero no pasa nada. Vergonzoso.

3. Pape Diouf, presidente del Olympique de Marsella: pagó con dinero del club el avión privado con el que Santos Mirasierra, aficionado francés detenido por agredir un policía, volvió a su país tras salir de la cárcel.
Diouf, indignado tras los incidentes en el Vicente Calderón por la actitud de las fuerzas de seguridad con sus aficionados, a los que calificó como "víctimas" por la actuación policial, no sólo dejó plantado al presidente del Atlético de Madrid en la comida oficial entre clubs y le sentó alejado del palco, sino que ha mostrado un apoyo absoluto a Santos Mirasierra: "Si pudiese ir a buscar a Santos yo mismo, lo haría" afirmaba mientras el aficionado francés estaba detenido en Madrid. Para Diouf, las imágenes de televisión en la que se aprecia claramente cómo Santos empuja y agrede a un policía durante los disturbios en la grada, no son suficientes para condenar la violencia en el fútbol. Todo lo contrario, el presidente del Marsella hace campaña en favor de un personaje así. Más vergonzoso aún, patético.


Como diría Bernd Schuster, "no hace falta decir nada más".

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