sábado, 13 de diciembre de 2008

Que empiece el espectáculo!

A poco más de cuatro horas del gran clásico, los nervios y la ansiedad aumentan minuto a minuto. En este momento, me resulta imposible escribir un artículo totalmente imparcial y objetivo porque, tras varias horas viendo reportajes sobre anteriores clásicos, mi cerebro sólo piensa en llegar al Camp Nou.

Con un buen ambiente entre los presidentes en la habitual comida entre clubs, con el equipo blanco descansando en su hotel y con los de Guardiola en sus casas prepárandose para el gran encuentro, todo indica que hoy puede ser una gran noche de fútbol. Y ojalá sea una gran noche para los culés.

Una victoria azulgrana dejaría a los merengues a doce puntos y con dos partidos importantes aún por disputar, por lo que, en su particular Tourmalet, llevarían dos derrotas consecutivas. El Barça seguiría con su buena racha liguera y daría un paso enorme en el campeonato, aunque ni mucho menos definitivo. El empate lo dejaría todo como está. Y si los tres puntos viajaran a Madrid, el Barça aún contaría con 6 puntos de ventaja respecto a los merengues que se marcharían de la ciudad condal muy confiados en su nuevo proyecto con Juande Ramos.
Está claro que todo puede pasar. Pese a que el fútbol de los culés es infinitamente superior al juego desplegado por el equipo blanco, en este tipo de encuentros nada importa. El mundo se para. Ambas ciudades quedan vacías. La gente se aglutina entorno al televisor con sus bufandas y sus banderas dispuesta a ver una victoria de su equipo. Nadie sabe qué pasará. Un despiste, una expulsión, un rebote... hay tanto factores ajenos al juego que pueden influir en el resultado... Aún no se saben las alineaciones de ninguno de los equipos. En el Real Madrid, Sneijder es la gran duda: puede ser titular o puede ser el descartado. La defensa blanca puede estar formada por cuatro o cinco jugadores, pero quién marcará a Messi es la gran incógnita. El argentino, igual que sus compañeros, está muy motivado para el clásico y, si está inspirado, poco importa quién sea su marcador. Henry estrena botas, cosa que le suele dar suerte y gol, y Eto'o es Eto'o, sin más. Guardiola es prudente y no quiere hablar de goleada, Juande Ramos es ambicioso y no quiere ni oír hablar de derrota. Ambos irán a por la victoria.
Es fútbol. Es el gran partido. Es lo máximo. Y el Camp Nou está ansioso por recibir a su público y vestirse de gala. Es el gran día. El encuentro que esperamos desde que se inició la Liga. Y ahora que está tan cerca, ahora que las palabras ya ni fluyen, ahora que lo único que quiero es que pasen las horas y estar sentada en mi asiento de segunda gradería, ahora empieza el gran clásico. Los preparativos, el camino hasta el estadio con los auriculares puestos para no perder ni un detalle, los nervios, las dudas, el himno, el mosaico, las alineaciones, los gritos de la afición y, por fin, el pitido inicial de Medina Cantalejo... A vivir el clásico!

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