viernes, 16 de mayo de 2008

Memoria de pez

Ya ha empezado el proceso de bajas en el F.C. Barcelona. A la salida más que probable de Ronaldinho, Deco confirmó ayer que está buscando nuevo equipo. Además, la continuidad de Eto’o, Márquez o Henry está aún en el aire.

Esto es lo que pedía la afición. El entorno culé ha insistido una y otra vez en que era necesaria una profunda renovación del vestuario. Ahora que ya se está produciendo, hay algunos que se echan las manos a la cabeza, que dicen que no hace falta prescindir de todos los cracks de golpe, que es una locura. Otros, en cambio, aplauden la salida de estos jugadores porque creen que no tienen suficiente calidad y que no merecen permanecer en un club tan grande.

A todos ellos se les podría diagnosticar que tienen “memoria de pez”, es decir, que no son capaces de recordar más allá del pasado más cercano. No valoran todo lo que estos jugadores han aportado al club en los años que llevan vistiendo la camiseta azulgrana.

Ronaldinho ni siquiera se ha despedido de la afición. Y es mejor que no lo haya hecho. Le hubieran abucheado hasta la afonía, le hubieran pitado y le hubieran gritado todo tipo de improperios. Es cierto que los dos últimos años no ha rendido al nivel que se esperaba de él y que, a lo largo de esta última temporada, prácticamente no ha formado parte del equipo. Pero ha estado cinco años en el club. Llegó a un equipo necesitado de títulos y asumió toda la responsabilidad. Jugó como nadie jugaba entonces. Se metió rápidamente a la afición en el bolsillo. Asombró al mundo entero. Era único, especial, mágico, inimitable. Era la gran estrella. Era el gran ídolo. Regaló grandes noches de fútbol. Nadie hablaba de sus salidas nocturnas. Hoy, nadie parece acordarse.

Deco y Eto’o sí han tenido despedida. Un adiós lleno de pañuelos, pitos y gritos en su contra. El público la tomó con ellos por no ir al Bernabéu a hacerle el pasillo al campeón. El entorno rápidamente les acusó de borrarse del partido, provocando la quinta tarjeta amarilla que les acarreaba la suspensión. Ese fue su mayor error. Deco es el jugador con más tarjetas amarillas y, quienes lo hemos visto jugar, sabemos perfectamente la personalidad que tiene. Él impuso en el equipo el carácter ganador, la presión en el centro del campo, la contundencia que le faltaba al juego azulgrana. Se convirtió en una pieza clave de la plantilla, tanto dentro como fuera del campo. Hace pocos días, en la semifinal ante el Manchester United, fue de los más apaludidos y ovacionados por su entrega en el terreno de juego. Hoy, nadie parece acordarse.

El balance de una etapa debe hacerse con todos los datos, los buenos y los malos. Y eso es lo que no se hace en Barcelona. Sólo se recuerdan los últimos dos años, de nada sirve lo logrado en años anteriores. Porque, aunque sea el momento de desprenderse de ciertos jugadores, hay que ser justos con ellos. Todos sabemos que allí donde vayan seguirán triunfando, seguirán demostrando su gran calidad. El reconocimiento de su talento no se lo podemos negar pese a que ya no tengan sitio en el vestuario culé.

PD: No os perdáis la carta de despedida de Deco: http://www.elmundodeportivo.es/web/gen/20080516/noticia_53465122360.html

1 comentario:

Anónimo dijo...

Deco, GRACIAS! Eres un crack dentro y fuera del campo. Somos muchos los que no te olvidaremos. Te deseo lo mejor y te aseguro, te echaremos de menos!